“Tu vida es otra después de los probióticos”

Episodio |
Bea Sandoval y

Siendo sincera, lo único que yo había escuchado acerca de los probióticos era lo que decían los comerciales de yogurt en la televisión, pero como siempre pasa, una vez que necesitas algo y estás listo para aprenderlo, te viene la revelación y empiezas a toparte mucho con el tema. Eso me pasó a mí con los probióticos. Siempre había pensado que mi sistema digestivo funcionaba perfecto, aunque de vez en cuando tenía inflamación o dolores intensos después de comer, casi casi que ya los había aceptado como parte de mi vida; y bueno, ningún dolor es normal, es tu cuerpo mandándote una alerta. Pues así seguía yo, y mientras investigaba los productos de una empresa, salieron al tema los multivitamínicos y los probióticos como productos estrella y hablaban maravillas de ellos. Cuando leí de sus beneficios pensé que tal vez podrían ayudarme con mis dolencias estomacales, aunque yo sinceramente siempre había sido muy escéptica de todos esos suplementos pensando que nada sustituye a una dieta variada, natural y sana como la que (según yo) llevo todos los días, así que decidí no hacer caso, hasta que platicando con una amiga hija de médicos (y cuya opinión siempre es muy acertada) se asombró de que a mis 36 años pudiera sobrevivir y seguir “bien” sin la necesidad de probióticos y otros suplementos. Su frase literal fue “tu vida es otra después de los probióticos”, eso fué lo que picó aún más mi curiosidad, así que me puse a investigar del tema y aunque no soy ninguna profesional de la salud, sí soy muy clavada cuando me interesa un tema y lo que voy a compartirte es lo que asimilé después de consultar muchas fuentes:

probióticos

Resulta que en nuestro organismo hay millones de bacterias, de hecho, la cantidad de bacterias que tenemos supera en 10 veces al número de células en nuestro cuerpo ¡Wow! De esos millones de bacterias el 20% aproximadamente son bacterias buenas, el 30% bacterias malas (o nocivas) y el restante 50% son bacterias intermedias que van a unirse al equipo de las buenas o de las malas según varios factores:

  • Nuestro hábitos alimenticios
  • Calidad de nuestros alimentos
  • Estilo de vida
  • Cantidad de estrés

La buena noticia es que podemos tener gran control sobre todos esos factores, lo que en teoría haría posible el poder aumentar ese porcentaje de bacterias buenas que nos habitan. La mala noticia, es que la vida diaria promedio suele provocarnos una calidad de vida muy mala y llena de estrés, y si a eso le añadimos que la calidad de los alimentos actuales se ha visto muy mermada por las prácticas de cultivo y la contaminación en general; hoy día resulta casi imposible obtener de manera natural todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita. Hay un debate en si modificar genéticamente o no los alimentos los hace más o menos nutritivos, no voy a entrar en ello, lo que sí es una realidad es que al acelerar la producción de alimentos para abastecer la creciente demanda, hemos alterado sus ciclos naturales y con ello la riqueza en nuestra alimentación; de ahí la necesidad de ayudarnos con suplementos alimenticios y muy especialmente probióticos.

Probioticos

Para el tema de los probióticos nos interesan específicamente las bacterias asentadas en el intestino, ya que aunque pocos lo saben, nuestro sistema inmunológico depende entre un 60% y un 80% de contar con un intestino sano, ya que es ahí donde vive nuestro ejército bueno que es el que lucha contra las enfermedades.

La palabra probiótico ya nos dice mucho en sí misma, viene del griego “pro” y “bios” que significan “a favor de la vida”. Los antibióticos en cambio, provienen de “anti” y bios”, es decir, “contra la vida”; por eso son los que nos recetan cuando necesitamos acabar con alguna infección bacteriana o dicho de otra manera: matar al bicho malo. Lo peligroso de los antibióticos es que acaban con todas las bacterias parejo (las buenas y las malas) por eso es que su uso es muy delicado y deben ser siempre tomados bajo supervisión médica. De hecho, es recomendable que si estás o estuviste recientemente en un tratamiento de antibióticos, tomes de manera simultánea probióticos para “fortalecer al ejército bueno”; de igual manera si sueles comer en la calle y tienes el estómago delicado, consumir probióticos te ayudará a estar más protegido.

¿Cómo consumir probióticos?

  • El yogurt es el alimento más popular relacionado con el consumo de probióticos, aunque en realidad es muy difícil encontrar un yogurt que  logre el objetivo de llevar esas bacterias vivas al intestino que es donde las necesitamos y generalmente tienen contenidos muy altos de azúcar que por el contrario, afectan nuestra digestión. Leí también que el kéfir (leche de cabra con granos fermentados) es una mucho mejor opción  al yogurt pero sinceramente nunca lo he visto y menos probado, si tú lo encuentras y lo pruebas ¡nos cuentas! 😀 Obviamente si además te quieres ver muy wow, elígelo en su versión orgánica en tu tienda local.
  • El chocolate negro (yummi yummi) también tiene altas cantidades de probióticos, sólo hay que ser moderados y elegir que contenga mucho más cacao que endulzante; es decir, compra uno de buena calidad.
  • La Sopa Miso es una de las mejores herencias que nos ha dado Japón, muy alta en probióticos y otros nutrientes, ayuda en la desintoxicación del cuerpo y además se prepara facilísimo, (te explico aqui cómo prepararla)
  • Microalgas como la espirulina y las algas azules y verdes, estas son considerados dentro de la lista de los superalimentos que cuentan con gran variedad de elementos nutritivos, entre ellos los probióticos.
  • Probióticos en cápsulas. Personalmente, además de incluír lo más que puedo los alimentos anteriores, tomo diariamente probióticos en cápsulas desde hace 8 meses y los resultados han sido fabulosos, no más inflamación, no más dolores, no me he enfermado de nada (ni con nevadas tremendas en el invierno) y hasta he bajado de peso, esto lo atribuyo por supuesto a la desintoxicación y a la mejora en la digestión. Es como si todo mi organismo en general estuviera trabajando mejor. Vas a encontrar muchas opciones de probióticos en el mercado, yo te recomiendo que hables con tu médico para que te diga cuál te funciona en tu caso en particular porque no todos contienen el mismo tipo de bacterias y sirven para diferentes cosas. A grosso modo te puedo decir que debe contener gran diversidad de bacterias y muy especialmente la bacteria Lactobacilos DDS-1, contener un número alto de bacterias por dosis (un mínimo de 10 billones), contener fructooligosacaridos, revisa la fecha de caducidad y siempre cómpralos en tiendas bien establecidas para asegurar la calidad.

En general los probióticos no tienen efectos colaterales, un poco de ajuste los primeros días pero nada grave, aunque como cada organismo es diferente, siempre es recomendable que le preguntes al médico que te conoce para que te ayude a elegir lo mejor para tí. Como mencioné antes no soy especialista en el tema pero me ha ido bastante bien y quise compartirlo. Anímate a probarlos verás: ¡Que tu vida es otra después de los probióticos! 😛